Monday, September 1, 2014

Escrito Proyecto 2


Su mente estaba cambiando, pero los cambios eran tan lentos y tan imperceptibles que no se daba cuenta de ellos.

A veces, aquellas vibraciones volvían y le estremecían hasta que quedaba paralizado en el suelo, pero de cada vez eran menos frecuentes.

Por las noches, empezó a soñar con Helen.

Sueños lúcidos.

Dejaba atrás su cuerpo y su consciencia se trasladaba, directamente, en una especie de teletransportación instantanea, al cuarto de la joven. Era una acción más fácil que pestañear.
Luego se pasaba largo tiempo acariciando, con manos invisibles, sus cabellos rubios y rizados, que caían como cascadas de oro, entre las sábanas. Su respiración acompasada le inundaba todo su ser en una luz aurea.

Luego se posaba sobre ella, como una hoja que cae, lentamente, de un árbol, y, cerrando los ojos, se dejaba inundar por esa luz que de ella emanaba. Sus sentidos se abrían a ella, como flores, recibiéndola en toda su plenitud. Sus risas exageradas y luminosas. Sus correteos. Su energía. El latido frenético de su corazón mientras se emocionaba por algo. Sus bailes improvisados. Sus enfados repentinos, como tormentas de verano que descargan su furia con toda su fuerza. Toda esa energía irrefrenable se introducía dentro de él y, cuando eso ocurría, la abrazaba con tanta felicidad que podía haber movido, solamente con la fuerza de su voluntad, galaxias y universos enteros.

Y, justo cuando sentía que estaba lleno de su esencia, justo en ese momento de éxtasis, un desasosiego insondable le agarraba por el cuello y tiraba de él, devolviéndolo a su cuerpo con violencia, sin compasión.




Wednesday, August 27, 2014

Escrito Proyecto

Lo primero que hizo al caer de la bicicleta fue mirarse las manos.

No sentía ni el escozor ni la palpitación de las magulladuras que se habían producido en su brazo y en su pierna derechos al rasparse contra el suelo pedregoso salpicado de hierba. Solamente se miraba las manos, sumergido en un remolino de sentimientos que le hacían sentir nauseas. Pero éstas tampoco le importaban.

Eran aquellas manos rosadas, pequeñas y de piel sedosa lo que le había hecho perder la noción del tiempo y del espacio. No existía en el universo nada más que aquellas manos y las líneas de sus palmas que, como ríos fecundos, surcaban su piel, recorriéndola en todas direcciones. Eran unas líneas delgadas, mucho más que sus manos originales, y también mucho más gráciles en su sinuoso movimiento.

Eran unas manos de niño.

Como si obedecieran a una orden que no pudo escuchar, aquellas manos, de repente, empezaron a vibrar. Todo comenzó con una leve vibración en cada una de las puntas de sus dedos que, rápidamente, se extendió por el resto de ellos y por la superficie de sus manos, como si del efecto de una campana se tratara. ¡Zuuuummmm! De las manos pasó a lo largo de sus brazos, de sus brazos a los hombros, de los hombros al cuello y a los oídos hasta, finalmente, desembocar en el cerebro.

Todo su cuerpo vibraba.














Thursday, August 14, 2014

Escrito 16: Roca i murada


De cada vegada
m'és més difícil recordar-te.

Com en un tren, allunyant-me
i, mirant per la finestra,
vegent la darrera resplendor
del teu temple d'or
sobre la montanya.

M'enlluerna l'oblit
que ja m'impedeix plorar:
me fa mal als ulls;
i el meu cor és una roca
amb uns pocs trencs.

Darrera la murada que vaig alçar
a vegades hi guaiten els gegants
que, amb rostres terribles, bramen:
"Traiciones la memòria
d'aquell a qui més vas estimar!"

De cada vegada
ets més irreal:
els teus gestos
la teva veu
les teves abraçades
són com aquells miralls
que tot ho distorsionen.

Si només pogués tornar
a sentir el més efímer instant
del teu olor, de la teva veu
i del teu tacte rugós
com un bosc vell i sabi...

Podria tornar a plorar-te
riuades de llàgrimes
trencant la roca
i la murada.






Escrito 15: Perseida


Perdido en el laberinto
frío, vacío, sin Minotauro
que estremezca mis miedos
que azuce mi bravura.

De repente un estallido
de luz
y un hilo rojizo
como el pelo
de una irlandesa.

Y se transforma
en una Perseida
rodeada de fuego,
y, gozoso, me monto en ella
alumbrando el cielo
por un instante.

Ya no hay laberinto
ya no hay hilo
solamente un bello haz de luz
en el firmamento
y el deseo de algún niño.

Fugaz, etéreo
flamígero y efímero.
¡Ay, si pudiera vivir
dentro de este instante!




Escrito 14: Viento solar


No sé de velas
de crepitar
ni de brisas
encendiendo brasas.

Soy estallido
de fuego,
el viento solar
que lame un espacio
vacío.

Siempre buscando la pureza
la campana de un templo
perdido entre la tierra 
y el cielo.

El sudor frío 
de lo efímero.





Monday, June 9, 2014

Escrito 13


Hoy los libros de astronomía
arden en la Gran Hoguera.
Y doce espirales de humo
abrazan el firmamento.

Borrón y cuenta nueva.

Ambos, abrazados,
contamos las estrellas,
y, de doce en doce,
creamos nuevas constelaciones.

Mis ojos refulgen en Vega
y los tuyos en Altair.

Sin esperar al Tanabata
desafiamos la Via Lactea
con las manos entrelazadas
riendo a carcajadas.


Sunday, June 8, 2014

Escrito 12


Llega de nuevo la primavera
y, haga lo que haga,
sé que ya no te podré ignorar.

A cada lado de mi camino
once cerezos en flor se alzan
arremolinándose sus hojas rosadas
alrededor de mi cuerpo.

Remolinos de viento.

Y me aprisionan, sin piedad
entre la alegría y la angustia.

La cruz de mi pecho ha cicatrizado
pero me sigue doliendo.
Como si el deseo estuviera conspirando
contra las defensas de mi cuerpo.

Te abalanzas sobre mi y me abrazas
y el latido de tu corazón con el mío
crean la percusión
de una danza ancestral
solamente para ti y para mi.

Tus dos coletas rubias se mecen
como un navío embravecido
y tus ojos son verdes mariposas
que, por fin libres, me miran y guían
mi corazón hacia misteriosos mares.

En el parque de infancia
ya no hay columpios ni toboganes,
sino grillos que cantan alrededor
de un lecho de flores
nido de amantes.